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RIPCI y PCI: De gasto necesario a inversión útil

30/03/2023 | Noticias, · Señales

Hace unas semanas se celebró en Mallorca la jornada “5 años de RIPCI RD 513/2017”, en la que se analizaron diversos aspectos del reglamento y su evolución. Queremos compartir algunas de las principales ideas que se expusieron y otras que, en base a nuestra experiencia, consideramos que son aspectos importantes a tener en cuenta.

El nuevo Reglamento de Instalaciones de Protección Contra Incendios (RIPCI) ha cumplido cinco años. Entró en vigor a finales de 2017 y supuso la implantación de un texto muy esperado por el sector de la seguridad contra incendios, ya que llevaba sin modificarse desde 1993.

Por un lado, el nuevo RIPCI comprende el reglamento propiamente dicho. Por otro, una serie de anexos que contienen las disposiciones técnicas. Establecen las exigencias relativas al diseño e instalación de los equipos y sistemas de protección contra incendios, hacen alusión al mantenimiento mínimo de los mismos y también a los medios humanos mínimos con los que han de contar las empresas instaladoras y mantenedoras.

 

Nueva versión del RIPCI | SISCO

El RIPCI, una norma de mínimos

La norma habla, por tanto, de “mínimos exigibles”. Es una ayuda en primera instancia, pero al tratarse de una ley de mínimos limita en muchos casos mayores desarrollos y prestaciones. Así, se toma la aplicación del RIPCI y las acciones a llevar a cabo en PCI como un gasto necesario, pero no como una inversión útil a medio y largo plazo.

El RIPCI permite poner en el mapa la protección contra incendios. Pero es importante que el objetivo de los profesionales del sector pase por lograr que las inversiones en PCI “no sean consideradas solo como un gasto necesario porque lo exige la ley; hay que comenzar a considerarlas como una inversión y que, además, se realicen con una filosofía de amplio espectro que contemple la atención al usuario, el bienestar social, la mejora del producto…”, explica Javier Arilla, director Comercial de Implaser.

Arilla ha participado recientemente en Baleares en la jornada “5 años del RIPCI RD 513/2017”, donde se pudo debatir sobre la evolución del sector de la protección contra incendios en este periodo de implantación de la nueva ley. En este foro se puso de manifiesto que tener los productos legislados bajo el amparo de la norma favorece, pero que si se empiezan a considerar los avances en PCI como una inversión se podrán aportar más beneficios ante siniestros y mayor tranquilidad a los usuarios, se otorgará mayor cobertura y se limitarán los problemas con las aseguradoras.

 

 

De nada sirve tener un Ferrari si no se le cambian las ruedas

¿De qué sirve tener un Ferrari si no se le cambian las ruedas cuando se desgastan? Esto es solo una metáfora, pero nos hace ver que todo producto, para ofrecer sus máximas prestaciones, necesita un mantenimiento y una revisión. También sucede con PCI. “Cuando algo se considera un gasto se producen limitaciones y no se realiza un mantenimiento y un cuidado. Y si algo no se mantiene, deja de funcionar. Por ello, hay que potenciar el discurso de la necesidad de mantenimiento”, apunta Arilla.

En el encuentro celebrado en Baleares desde Implaser se arrojó luz sobre la importancia de conocer vida útil de las señales y la responsabilidad legal ante el mantenimiento de estas, y se puso sobre la mesa una herramienta que facilita esta tarea:

El acta de mantenimiento según la nueva norma UNE 23580 parte 15.

 

Las actas de mantenimiento son la herramienta de justificación de las anomalías del sistema. En definitiva, la herramienta que el RIPCI pone en la mano del mantenedor para reflejar lo que se detecta anómalo dentro de la instalación. Por tanto, en materia de señalización, es la novedad que se obtiene con el reglamento, ya que hasta ahora no existía. La apuesta por el mantenimiento, por la inversión y por otorgar facilidades a los usuarios nos lleva a Implaser a desarrollar productos más allá del mínimo exigido.

Por otro lado, la vida útil de las señales está establecida y tienen que ser justificada y asegurada por los fabricantes, y es un dato más que hay que asegurar desde el mantenimiento del sistema.

 

Señales con información en códigos QR

Un ejemplo de un desarrollo que va más allá del mínimo exigido por el reglamente, y relacionado con la vida útil, son las señales de Implaser cuentan con códigos QR. Esto es así desde el año 2012, pero recientemente se ha actualizado la información que facilitan para ampliar el contenido, potenciar la transparencia y mejorar el acceso a los datos de los que disponemos en Implaser, con el objetivo de proporcionar a los clientes un uso de la información de las señales más eficiente.

 

Con esta actualización se ha conseguido “introducir un reloj en las señales”, que facilita el seguimiento del consumo de vida útil de la señal, y a su vez se ha generado una nueva plataforma de visualización a los contenidos que ofrece el QR, que son:

En Implaser hemos logrado aumentar a 15 años la vida útil de las señales clase A y a 12 años la vida útil de la clase B. De este modo, garantizamos al usuario final un producto mejor y que va a durar más años si está bien mantenido. Este aumento de la vida útil lo hemos logrado gracias a nuestros protocolos de medición y mantenimiento de contramuestras de todos los lotes que, desde el año 2006, se han fabricado en Implaser, y que año tras año se ha revisado su estado en nuestros laboratorios.


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